Bebé de Alta Demanda ¿Existe?

Desde que Marc nació, he estado pensado en escribir sobre este tema.

Como buena primeriza del siglo XXI, lo primero que hice para saber que le estaba pasando a mi bebé, fue buscarlo en Google: «Bebé no para de llorar» y encontré el fabuloso decálogo de los motivos que hacen que un bebé llore:

• Hambre
• Sueño
• Pañal sucio
• Cólicos o gases
• Frío o calor
• Algo pequeño les molesta
• Dientes
• Está enfermo
• Necesita a su mama
• Aburrimiento

 

 

Una vez comido, limpio, recién despierto, sin gases, a una temperatura agradable, cerciorándose de que no tenía ningún pelo mío enrollado en los dedos de los pies, que no tenía fiebre, dándole juego, y mirando sus encías, la cosa no solía mejorar. Le cogía en brazos y bailaba con él, le ponía música, le decía cositas, le cantaba y cuando se tranquilizaba, intentaba sentarme: ¡ERROR! Marc no quiere que nadie le coja en brazos mientras el porteador esté sentado. Las noches eran de traca, lloraba dormido y no se calmaba hasta que lo cogíamos en brazos (de pie). Se despertaba con una mosca, tenía el sueño ligero y odiaba los paseos en el cuco (esto mejoró al pasarlo a la silla de paseo a los 3,5 meses), por no mencionar que ir en coche (algo que al parecer encanta a todos los bebés) era imposible e impensable. Hubo una época especialmente dura en la que su alta demanda afectiva se mezcló con los cólicos y llegué a jurar y perjurar que no quería más hijos (siempre para mis adentros), me sentía una mala (malísima) madre por no tener esa paciencia infinita de madre de película que se levanta cada media hora de madrugada sin despeinarse y de buen humor.

Siempre me quejaba de que no podía hacer una vida normal. ¿Por qué mi hijo no era como los demás? ¿Por qué no podía hacer algo tan simple como salir a comprar? ¿Hervir unos macarrones? ¿Ducharme? Me daba miedo quedar con gente porque Marc lloraba, lloraba, lloraba y exigía brazos, teta, atención… Y yo no podía relacionarme con normalidad porque él simplemente, no me dejaba. Veía a la gente en las terrazas cenando en las cálidas noches de Julio con sus bebés, tan monos en sus carros, tranquilos, risueños… y nosotros pasábamos de largo, corriendo, con las ojeras de medio metro y con Marc en brazos porque ya la había liado en el carro.

Empecé a buscar información entonces sobre los bebés de alta demanda. Así, buscando, conocí la web de Mónica San Martín http://www.crianzadealtademanda.com/ y me di cuenta que mi hijo cumplía casi todos los requisitos para ser un bebé de este tipo. Me guste o no y aunque sé que es una etiqueta, creo que saberlo también ayuda a darte cuenta de que no lo estamos haciendo todo mal y que nuestro hijo, simplemente, necesita más atención que otros.

Las características de estos bebés son varias y puedo decir que Marc, las cumple todas:

• Intensidad
• Hiperactividad
• Necesidad de contacto
• Maman frecuentemente
• Demandantes
• Despiertan frecuentemente
• Insatisfechos
• Impredecibles
• Hipersensibles
• Absorbentes
• No pueden calmarse solos
• Sensibles a la separación

 

Algunos podrán decir que estas características las reúnen el 90% de los bebés, pero os aseguro que no. Por poneros un ejemplo, Marc a sus 7,5 meses aun no es capaz de dormirse solo (y no me refiero a en su habitación, esto ni nos lo planteamos), necesita los brazos de sus mamá. Se aburre de todo en dos minutos. No sabe estar solo (ni un minuto) y aunque estés en la misma habitación tiene que ser jugando con él. Duerme mal, se despierta con un suspiro. Necesita estímulos constantemente y para todo. No se conforma con que lo cojamos en brazos, tenemos que pasear por toda la casa enseñándole cosas: el espejo, los grifos, las cortinas… Es prácticamente imposible dejarlo en posición horizontal, el cabreo puede ser notable. En fin, así es tener un bebé de alta demanda.

 

Como anécdota (que no recuerdo si he explicado o no) os diré que la enfermera del ambulatorio ha llegado a pedirme que saliera de la consulta por no aguantar sus llantos jajajajaja

Aunque me es difícil no perder la paciencia a veces y Marc acaba con mis nervios a flor de piel a menudo (y con los de su padre, of course), estoy intentando ser la mejor madre que puedo, y los comentarios de algunas personas del tipo “es culpa tuya, por haberlo acostumbrado a brazos” o “esto te pasa por meterlo contigo a dormir” no ayudan a dejar que este sentimiento de culpabilidad se esfume del todo. Por suerte, he aprendido que tengo que buscar mi espacio dentro de esta maternidad y desde los dos meses de Marc volví  a las clases de yoga a relajarme 😉

En contrapartida, debo decir que Marc lo compensa todo con sus sonrisas y ver como mira a su padre y le dice “papá” es un premio inigualable. A pesar de mis mosqueos, mis ataques de rabia y mis llantos a veces, Marc es lo mejor que he hecho. Y como suelen decir: si vale la pena, no va a ser fácil.

 

Ánimo a todas esas familias que han pasado o están pasando por esto. Aquí os dejo el link de la web de Mónica para que le echéis un vistazo. ¿Alguna experiencia que queráis compartir?

http://www.crianzadealtademanda.com/

¡¡FELIZ DOMINGO!!

 

NOTA IMPORTANTE: Con este post no quiero decir ni tan solo insinuar que mi hijo sea malo o se porte mal. Mi hijo es un solete con mucha necesidad de atención (comentario patrocinado por mi madre, que dice que la gente va a pensar que el peque es un diablillo).